La sequedad en mi boca me deja completamente muda, sin ganas de que sepas nada sobre mí. Quisiera no concerte más ni que conoscas más sobre mí, preferiría que las cosas fuesen como en aquella época de vientos fríos, de perros temblorosos, de lágrimas escondidas después de todo. Quisiera tragarme las decepciones otra vez y que tú no lo sepas y no te hagas parte de eso, ni de mí. Pero ya no hay otra vuelta que darle al asunto, el sin fín terminó para mí, ya no hay otra excusa. Y mientras intento contenerlo todo en mi estómago y tratar de sonreir, espero un gemido tuyo, tu voz, algo un poco intenso que me haga cambiar de parecer, como tantas veces ya lo he hecho después de un beso tuyo, después de un abrazo, después de todo.
Contradicción

Hay que besar el espíritu del aire
Que se escapa entre los dientes
De bocas a la espera del volúmen
Y la conciencia.
Soy tu agua desparramada
Entre los dedos de tus manos,
Un viento escurridizo y repetitivo
Suicidamente paranoico.
Quisiera morir consumida
En una muerte dulce y hermosa
En ese entregar plancetero y doloroso,
Despojada de mis carnes sin sentidos.
Soy exactamente lo que nunca quise ser,
Me comporto igual a lo que odio
Porque es parte de mí.
Destruyo lo que amo
Y acaricio constantemente el dolor.
Soy una coherencia no asumida
En ese no reiterativo de mi mente,
Soy una horrible contradicción.
La última

Me despierto con la nostalgia que te entregan las habitaciones con cortinas oscuras y el sol fuerte traspasándolas, como en un pequeño amor de atardecer. Algo en mí ya no está, como si de un día para otro me faltara un dedo, y así me siento rota. Creo que no puedo darte más de lo que ya te doy, que reconosco, sí, es poco. Estoy atrapada entre los límites de mi pasado y mi presente que ya es pasado, soy una dama antigua que se pierde en la dualidad de las palabras, que necesita reconciliarse con algunos conceptos. Hoy el peso de tus ojos lastimosos cae sobre mi cabeza y no lo soporto, me aplasta. Tal vez somos de distintos lugares y no entendemos, simplemente no entedemos. Entonces ya lo único que hago es llegar y dormir, nada más, y así me siento acabada. Tú no te imaginas lo que es botar tu piel de tus manos, y dejar que fluya con el agua de la ducha.No, no te imaginas. Siento la piel caliente de tanto dolor, siento a mi sistema luchando contra un virus invisible y silencioso que me deja sin nada, absolutamente nada. Creo que no tengo lo que necesitas, eso que creíste encontrar pero que yo no veo por ningún lado. Tal vez es necesario que hoy llueva para que lo entiendas. No puedo abrir de nuevo las puertas de mi cielo cuando tú te empeñas en querer ir al infierno. Y como en la banda sonora de una película, aquí viene nuestra última canción.