Un cuento
Yacía él muerto de cansancio boca abajo en la blanca cama de la niña, ella a un lado lo acariciaba, y él trataba de encontrar el sueño en sus consuelos de pequeña. Él le hablaba de amores prohibidos y descontrolados, mientras ella en su espalda con el dedo dibujaba corazónes soñadores de otros tiempos.
En el frío de la noche, la niña con su abrigo negro jugaba con su dulce, y el cigarro humeante del amante mayor estaba suspendido en la noche agresiva. (En sus más profundos pensamientos, él, la deseaba con pasión, con amor de adultos locos). Imaginaba su blanco cuerpo de texturas indefinidas desnudo frente a sus ojos, con esa cara de niña que no le venía y esa pequeña espalda de gato. En el sueño él lograba consumar sus oscuras fantasías prohibidas llenas de locura y desenfreno del amor nuevo, de ese sin barreras como el de las películas. Viendo la corta realidad entre sus manos, se limitaba a oirla cantar en su cama, a levantarla fingiendo que era muñeca de trapo, mirando y compartiendo risas, con los ojos blancos y acaramelados, conformandose sólo con un cigarro en la mano.