Hormiga nº Infiníto

Hay una jodida época en que nada funciona. Las voces son sólo ruidos, la luz se convierte en un foco gigantesco y molesto apuntando directamente hacia tus ojos, y despertar se transforma en el comienzo de una pesadilla. Nada a tu alrededor ayuda realmente, y te hacen (o te haces) sentir como una loca con una bata blanca. La tristeza se vuelve un elemento o una sensación ambivalentemente necesaria y adictiva. Toda la mierda sale de tu boca, desde dentro hacia dentro. Las lágrimas escapan de tí, como hormigas en el lavatorio del baño. Pero yo me cansé de esa mierda masiva. Digo, ¿Quién realmente esta loco o enfermo? ¿Tú? ¿Yo? Todos! El mundo en la iglesia, en la calle, en los libros, sigue siendo EL MUNDO, pero de manera distinta. A veces me despierto un poco asustada y miro la cama, el piso, y siento que esto no es real y me hago la temida pregunta filosófica del ¿Por qué estoy aquí? y ¿Qué es esto? etc. Mi piel deja de ser la tuya en el momento en que me detengo realmente a observarla y a pensar. Pareciera que todo hay que redefinirlo. La vida de los demás sigue, contigo o sin tí. El mundo no ha cambiado, el mundo es el mundo y nadie lo conoce exactamente, nadie sabe como es y si realmente cambia, ni siquiera sabemos quienes somos nosotros y poco nos importan nuestros cambios y los efectos que producen en los otros, no sabemos realmente si el mundo únicamente nos muestra su forma, quizá en venganza por el daño que hemos hecho. La melancolía que puedo sentir en algun momento ya no la asocio a una enfermedad, sino a parte de mi misma. Las encuestras son mierda. Sólo eres tú, la hormiga nº Infiníto que intenta descifrarse a si mísma, no? Yo sólo supongo.